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2 Almófar

Vocablo hispano para la capucha de mallas que cubre la cabeza. Algunos textos mencionan almófar doblado lo que indicaría que podría tener doble capa de sortijas. Un equivalente es el vocablo Avantalla, derivado de Ventaille, en lengua franca y modernamente es común encontralo como cofia de malla.

Lo normal es que el almófar esté unido a la loriga. En castellano, Alpartaz es una capucha que se extiende hasta cubrir los hombros, independiente de la loriga.
Si la malla simplemente cuelga del yelmo, se llama Camal, (proveniente del francés Camail) un modo de aligerar el peso que soporta la cabeza.

Al almófar se le añade una extensión que permite cubrir la parte anterior de la cofia, protegiendo la boca y dejando sólo los ojos al descubierto. Basicamente hay dos modelos. EL más antiguo era un rectangulo de malla que se fijaba con dos correas. Otro era una prolongación triangular de la cofia.
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2 Yelmo
Hasta el siglo XII los yelmos cubrían solamente la mitad superior de la cabeza aunque, a partir del X, era habitual una prolongación o nasal que protegía la cara. El yelmo se sujeta mediante correas o lazos.

Usado desde el I d.c. en toda Europa y cuenca mediterránea, el yelmo cónico es común en el siglo XI y se abandona gradualmente durante el siglo XIII, en favor del bacinete (cervellière) semiesférico, y acabará desapareciendo en torno a 1250. Paralelamente, se desarrollan nasales más amplios hasta llegar a máscaras faciales.

Los yelmos de calva plana surgen a finales de XII y con la adopción de faciales evolucionarán durante el XIII hasta los típicos grandes yelmos.

Solía ser frecuente pintarlos. Entre los jefes y principales también era común dorar algunas partes e incluso añadir incustraciones de piedras semipreciosas (blocados).

Muchos yelmos se fabricaron en cuero, madera, lino trenzado, etc siendo ligeros y más baratos pero apenas han llegado vestigios.
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2 Cofia de Armar
Se trata de una prenda de tela que se portaba bajo el almófar de malla para evitar enredos con el cabello. Un error común es llamarlo Crespina, vocblo más propio del sXV. El vocablo escofín se usaba para designar las cofias menores.

Paralelamente a la evolución de los cascos se fueron acolchando las cofias. Uno de los sistemas consistía en añadir un rollo perimetral de tela acolchada, que hacía que el yelmo cerrado encajase.


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2 Gambax
Bajo la loriga de sortijas o escamas era necesario llevar una prenda que aportara una vital protección ante golpes contundentes y evitara roces con las partes metálicas de las lorigas. Lo evidente era vestir una prenda acolchada, mediante muchas capas de tela (generalmente lino) o con crin de caballo, algodón, esparto o incluso hierba.

La teoría más común es que al acolchado se le llamó gambax. Se traduce por gambesson en lengua franca o cambays en lengua provenzal u occitana (Cantar de Ronsasvals). Sin embargo, basándose en algunos textos como el Libro de Alexandre, algunos investigadores piensan que el gambax podía vestirse sobre la cota (lo que equivaldría al surcote en franco). Estos textos los describen cubiertos de seda, bordados o decorados, lo que sugiere que eran prendas vistas.

Estamos, pues, ante un vocablo muy genérico que describe una prenda acolchada, tanto si se viste interiormente, recia y austera como si se lleva al descubierto, sofisticada y lujosa.

Tanto si se acompaña de una loriga bajo o sobre el gambax, como es vestida por soldados desprovistos de loriga. Existieron gambax tanto sin mangas como con manga larga y refuerzos en cuello y sisa.
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2 Sobrevesta
Tambien llamada cota de armas, comienzan a surgir a finales del XII y se popularizan en el XIII. Es España sería más correcto hablar de pellote que sobrevesta (o surcote, en franco). Se ceñían mediante un cinturón o mediante el talabarte, del que pendía la vaina de la espada.

Evitan el calentamiento de la loriga por el sol, manteniéndola limpia,además. Por otro lado, facilitan la identificacion del guerrero cristiano. A partir de colores y dibujos muy simples, evolucionarán en los siglos XIII y XIV hacia la moderna heráldica.
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2 Loriga
La loriga de malla tiene origen celta, alrededor del III a.c. Se utilizó durante toda la edad media ya que proteje bien ante tajos y cortes. Sin embargo, no ofrece una protección eficaz frente a golpes contundentes, apenas amortiguando la fuerza y clavándose las sortijas en la carne.

En Castilla, se llamó loriga terliz o de sortijas, como lo narra el Cantar del Mio Cid. Menos frecuentes eran las lorigas de escamas, que ofrece peor protección a las partes flexibles y vulnerables, especialmente las axilas. En el XII, encontramos algunas corazas pectorales de escamas que se superponen a una loriga de sortijas.
Si tiene manga corta se llama lorigón, más sencilla. La parte inferior se llama faldón. Las mangas largas complican enormemente la movilidad y exigen una mayor perfección en la urdimbre.

Su precio la hacía prohibitivo a la gran mayoría de los guerreros. Esto hace que se asocie la imagen de los caballeros al uso de loriga. Evidentemente, el guerrero capaz de costearse una loriga, antes armaría un caballo de guerra.
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2 Maniquete
Tambien llamados manípulos o manoplas tienen la palma de cuero y el dorso cubierno de sorijas o malla.
Maniquete deriva del francés manicel. Hasta finales del XIII no aparecieron guantes de sortija o malla con dedos diferenciados.
Unos maniquetes disponían de una abertura en la muñeca y otras en la palma. Ambas aberturas servían para permitir sacar la mano con facilidad.
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2 Brafoneras y Calzas
Las protecciones de malla o sortijas para ls piernas se conocían como brafoneras, brahoneras o calzas de malla ("caussas de ferre" en francés).
Existen numerosas representaciones donde se aprecia que las brafoneras cubrían la parte anterior de la pierna a la que se fijaban con correas o trebugueras. Otras calzas cubrían completamente la pierna. Todas se suspendía mediante correas del cinto o del perpunte.

Las brafoneras (en castellano) o brassonieres (en provenzal) también englobaban las protecciones para los antebrazos. En los condados catalanes solamente aludían a las protecciones de las piernas.
Es habitual atar una jareta bajo la rodilla para evitar el descolgamiento.
A mediados de siglo los pies también se cubren con malla (escarpines) e incluso con escamas metálicas.
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2 Escarpes y Zapatos
El calzado de los guerreros.
En el siglo XII, para la guerra lo habitual es vestir zapatos de cuero, sin protecciones, con la excepción de algunos caballeros con gran poder adquisitivo.
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2 Espadas y Dagas
En toda la Edad Media, la espada es un arma muy costosa y reservada a guerreros de cierto poder adquisitivo.
En el sXII miden de 63 a 76cm y podían estar decoradas. Los pomos solían ser de bronce o con incrustaciones de piedras semipreciosas o reliquias. Las hojas tambien podían contener leyendas o grabados, generalmente religiosos, como HOMO DEI o IN NOMINE DOMINE.
En la Hispania cristiana, en el sXII se usaron espadas similares al resto de la cristiandad, con marcada continuidad desde modelos altomedievales. Las hojas son anchas con un canal central (vaceo) desde el arriaz hasta el tercio débil. El pomo o manzana servía de contrapeso y eran frecuentes los trilobulados o de forma de nuez. El pomo discoidal aparece ya en el sXIII.
Con uno o dos filos, las espadas tenian gavilanes o arriaces rectos y cortos. Comienza a curvarse hacia adelante. En Al-Andalus surgen las espadas jinetas, que alcanzarán enorme difusión en siglos posteriores.
Entre infantes es común una especie de espada de un solo filo, el falchion o "cuttillo bien cumplido", como nombran algunas crónicas, que continuarían en el XIII

Las dagas aparecen a finales del sXII como parte de la panoplia de los caballeros. Inicialmente imitan la forma de las espadas, alcanzando una longitud de unos 20-25cm y doble filo. No se deben confundir con los cuytelos o cuchillos, siempre de un solo filo.
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2 Vaina, Tahalí y contera
Aunque de uso entre cristianos también, se considera origen andalusí el llevar la vaina colgada de una correa ceñida al cuello, en bandolera, como se puede ver en varias figuras de la capilla de Santa Margarita de la Seo de Urgell (Lérida). Esta moda perduró en el SXIII entre los caballeros cristianos, vestidos de civil.
Por otro lado, numerosas imágenes muestran que, en los sXI y sXII, durante el combate la vaina se llevaba oculta bajo la loriga. La espada se insertaba por una hendidura de la loriga. La vaina, posiblemente se ataría con lazos a las anillas desde dentro.
Tambien hay que destacar la ausencia de hebillas. El tahalí se ajustaba con enlazando ambos extremos del cinturón de cuero. Entre los andalusíes tambiénn era frecuente colgar la vaina de un fajín de tela que se anudaba a la cintura.

La contera es la pieza metálica, generalmente de latón, bronce o hierro, que protege el extremo de la vaina.
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2 Escudo y Bloca
Aunque de uso entre cristianos también, se considera origen andalusí el llevar la vaina colgada de una correa ceñida al cuello, en bandolera, como se puede ver en varias figuras de la capilla de Santa Margarita de la Seo de Urgell (Lérida). Esta moda perduró en el SXIII entre los caballeros cristianos, vestidos de civil.
Por otro lado, numerosas imágenes muestran que, en los sXI y sXII, durante el combate la vaina se llevaba oculta bajo la loriga. La espada se insertaba por una hendidura de la loriga. La vaina, posiblemente se ataría con lazos a las anillas desde dentro.
Tambien hay que destacar la ausencia de hebillas. El tahalí se ajustaba con enlazando ambos extremos del cinturón de cuero. Entre los andalusíes tambiénn era frecuente colgar la vaina de un fajín de tela que se anudaba a la cintura.

La contera es la pieza metálica, generalmente de latón, bronce o hierro, que protege el extremo de la vaina.
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2 Lanza
En el sXII es el arma preeminente. Su coste la hacía asequible y requería un entrenamiento menos exigente para emplearla con peligro.
Hasta el XI, caballería e infantería usaron mucho las armas arrojadizas, como las jabalinas y su versión aragonesa, las azconas, muy aguzadas y de astil de unos 2m. Las azconas tenían una parte de astil metálico por lo que eran usadas para inutilizar los escudos contrarios en los que se clavaban profundamente.
La infantería usaba lanzas de unos tres metros. La caballería usaba lanzas un poco más largas, de 3 a 3,7m, no tan afiladas ya que su ventaja residía en el choque. En el sXII aun no pesa mucho y el jinete cargaba con el brazo semiflexionado y la lanza apoyada en la cadera. O bien con el brazo en alto intentando estocar.
Es frecuente el uso de crucetas y engrosamientos esféricos que impiden que la lanza quede demasiado profundamente clavada.
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2 Pendones y Guiones
Esta bandera podría ser la seña cabdal de una hueste.
El uso de señas estaba rigurosamente reglado. Un caballero sólo estaba autorizado a un pequeño guión triangular, gallardete o pendoncillo. En el siglo XII eran triángulos isósceles atados por la base. En el sXIII solían ser triángulos rectángulos atados al asta por el cateto largo.
Las señas rectangulares representaba a un señor que aportaba ebtre 5 y 15 caballeros.
La vexiología estudia estas normas y protocolos.

D urante la Alta Edad Media, los ejércitos medievales destacaban por su diversidad de colorido. Cada señor y facción debía ser reconocible en el campo de batalla. A partir del XII, con el surgimiento de las órdenes militares religiosas (como los templarios, hospitalarios, santiaguistas o calatravos) aparecieron los primeros uniformes.
Las armas y vestimenta dependían de la riqueza del propio guerrero o de su señor. En esta época no se usaban armaduras de platas (modernamente placas) y las lorigas eran de sortijas, malla o de escamas eran comunes entre los más pudientes. Otros usaban corazas de cuero endurecido.
A partir del siglo XII se hacen habituales vestidos de tela que cubrían las cotas de malla para facilitar la identificación del guerrero y para preservarlo del calor.

Sobre los guerreros musulmanes...

No existieron grandes diferencias de equipamiento entre los guerreros peninsulares islámicos y cristianos durante los siglos XI y XII. Solían levar un pequeño turbante alrededor del casco y aunque también usaron escudos con forma de lágrima, era más característico la adarga circular y ,a partir de mediados del SXIII, con forma arriñonada.

Sobre las milicias concejiles...

En la extremadura castellana, los concejos y villas levaban sus propias huestes, a las que servían los vecinos con sus propias armas. Este servicio militar estaba regulado por las cartas foreras, en las que se refleja que, con el paso de los años, algunas familias de guerreros villanos fueron acumulando riquezas y mejores armas. De hecho, el botín de guerra supuso una fuente de ingresos para las villas de la extremadura castellana.
Sin embargo, las milicias estaban integradas por un mayoría de gente humilde, como se refleja en uno de los frescos de San Baudelio de Berlanga (Soria) que conserva la imagen de un posible miliciano que lucha a pie, armado con adarga y lanza. Otra arma característica de estas tropas era el cuchillo, cuytelo o cutillo, de grandes dimensiones. Sus protecciones más comunes serían las fojas, confeccionadas con piezas de cuero, carentes de elementos metálicos hasta el XIII.

Lo que manda el Fuero...

Leyendo los fueros, se ven las armas obligadas para servir en la hueste. Los fueros reflejan la realidad de la guerra y la importancia para las villas de contar con parroquianos bien armados, a los que se eximía de impuestos y concedían mercedes.
Así, en el Fuero Extenso de Sepúlveda, otorgado en el siglo XI y romanceado a finales del XIII, acerca "del que morare en arrabal, que no sea menestral".

"Todo morador del arrabal, que non sea menestral, que toviere caballo que vala veinte mrs. ó dent arriba, é que non sea ataharrado, é tenga escudo é lanza, et perpunte et capiello, non peche pecho ninguno, si non moneda; et excuse sus aportillados con los de la Villa.
E demas de esto les otorgo que el año que el concejo de Peñafiel fuere en hueste por mandado del Rey, que non peche marzadga aquellos que fueren en la hueste.


O en el fuero de Valladolid, otorgado en 1265,

Otrossi mandamos que el cauallero que fuere en hueste, que aya quatro escusados; et si leuare tienda redonda cinco; et qui touiere todauia loriga de cauallo suya et la leuare, aya seys escusados.



Sobre las Órdenes Religiosas...

Fueron los primeros en vestir uniformados, con distintos colores en función del rango y misión.
Una de las más conocidas es la orden del Temple, cuyos monjes-guerreros vestían sobre la cota de malla un sayón o sobrevesta sin mangas, de color blanco si eran nobles o pardo si eran sargentos. Se cubrían con una capa del mismo color que portaba una cruz patada sobre el hombro derecho.
La orden de San Juan del Hospital fue la otra orden militar europea que tuvo una fuerte presencia en la península. Su origen data de unos monjes que custodiaron un hospital de peregrinos en Jerusalem. Con las cruzadas, primaron la misión defensiva sobre la de auxilio de peregrinos. Vestían mantos y capas negras con una cruz blanca sobre el hombro derecho. Es el origen de la actual Orden de Malta.
Y no olvidemos las decenas de órdenes de origen hispano, siendo la más famosa la de Calatrava.


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